Cuando nos conocimos, mi compañero comía bastante mal regular, y padecía varias alergias: reacciones cutáneas al marisco, y alergia al pelo de los gatos, en concreto.
Tras algunos años juntos, y bastantes cambios en sus hábitos dietéticos, vivimos con un gato y comemos marisco cuando podemos. Apenas tiene síntomas: en cuanto al epitelio o pelo de los gatos, han desaparecido totalmente.
Aquí podéis ver la estrecha relación que mantienen ; )
Antes eran estornudos y lagrimeos constantes sólo oler a un felino.
¿Por qué?
Lo primero es entender que el intestino funciona como una BARRERA, lo mismo que la piel, pero aún más grande. Otras barreras también son la mucosa respiratoria, o la urogenital. Todas ellas están relacionadas neurológicamente, y forman el SISTEMA COMÚN DE MUCOSAS, con un sistema inmune o de defensa asociado.
Veamos más a fondo la barrera digestiva:
En la siguiente foto se representa el epitelio de un intestino. Imaginaos que es la piel. En la parte externa habrá bacterias y otros microorganismos (como ocurre también sobre nuestra piel); estos tienen funciones variadas, como ayudarnos a absorber ciertos nutrientes, o ellos mismos fabrican algunos de los que nos aprovechamos. También nos protegen. Merece la pena que estos microorganismos estén «contentos», porque de no ser así, comenzarán los problemas…
Como hemos dicho, evita que penetren en nuestro medio interno sustancias tóxicas o a medio digerir, que pueden desencadenar reacciones inmunitarias adversas, como las alergias. Vemos en la foto que por debajo de la capa celular en contacto con el exterior del tubo digestivo, hay gran cantidad de células inmunitarias (las veréis nombradas como macrófagos y timocitos). Es lógico, ya que las barreras están expuestas a un montón de agentes agresores.
Todo va bien si nuestro epitelio intestinal tiene la misma pinta que la parte izquierda de la foto. La cosa se complica si nos vamos a la derecha: como vemos, comienzan a atravesar la barrera sustancias indeseables (bacterias, restos de comida, sustancias tóxicas); se comienzan a reclutar entonces más células inmunitarias (esos macrófagos, timocitos y otros) para defendernos, y aparece inflamación (calor, rubor, dolor), que no es más que el sistema inmune luchando.
ALERGIA COMO RESPUESTA INADECUADA O EXAGERADA
Como sabemos, hay personas que padecen alergias, y otras, sin embargo, no. Podemos echar la culpa a la genética, pero la literatura científica nos dice que la prevalencia de alergias variadas está creciendo en occidente. Dado que la genética no varía en tan pocas generaciones, tenemos que buscar la causa en el medio que nos rodea, y en los hábitos de vida.
Vemos en este estudio ya del 2015 cómo se plantean el por qué del aumento de urgencias hospitalarias (sobre todo de niños) debidas a alergias alimentarias mediadas por IgE.
IgE es una imnonuglobulina (molécula perteneciente al sistema de defensa) que aparece en grandes cantidades en sangre para luchar contra parásitos o en las alergias. El que IgE aumente en sangre es un llamamiento a los mastocitos (otras células de defensa), y estos liberarán HISTAMINA. La histamina es una sustancia vasodilatadora y tiene como misión llevar más sangre y células defensoras del sistema inmunitario, a aquellos puntos en los que hay una agresión.
He marcado en la imágen los mastocitos, las IgE y sa histamina secretada.
La cuestión de la histamina es más complicada, ya que también algunos alimentos aportan precursores o generan mayor secreción endógena, pero por el momento no lo vamos a complicar más.
También se ha visto que si sufrimos SIBO (sobrecrecimiento intestinal bacteriano) la histamina está más elevada, ya que determinados microorganismos generan esta sustancia.
Como RESUMEN de este apartado: si tenemos una barrera poco efectiva y además han crecido en la zona bacterias indeseables que fabrican histamina, tenemos un caldo de cultivo perfecto para desarrollar hipersensibilidad y alergias.
DEFICIENCIAS NUTRICIONALES
Nuestro intestino tiene muchísimos receptores para vitaminas D y A, sobre todo en la parte alta del tubo digestivo.
De la vitamina D ya hemos hablado bastante, con su efecto inmonumodulador, es decir, promueve un buen funcionamiento del sistema inmune, evitando que esté demasiado hiperactivo. Importante tener buenos niveles tanto en procesos alérgicos, como en enfermedades autoinmunes.
La vitamina A funciona como antioxidante y antiinflamatorio, y el intestino la necesita en gran medida. Regula la respuesta inflamatoria en una zona tan expuesta como es el epitelio intestinal.
Vemos en este estudio cómo los carotenoides pueden tener un papel importante en enfermedades inflamatorias del aparato digestivo tan extendidas como colitis ulcerosa.
HIPÓTESIS DEL EXCESO DE HIGIENE
Existen estudios muy interesantes en los que se asocia un exceso de higiene a la mayor probabilidad de padecer alergias y enfermedades autoinmunes. Individuos que han crecido en zonas rurales, con más contacto con animales y menos obsesión por higienizar todo lo que rodea al niño, presentan menos alergias. ¿Por qué? Una explicación muy simplista es porque todos esos microorganismos y «tóxicos» ambientales con los que estamos en contacto, de alguna manera funcionan como una «vacuna»; nos exponemos a ellos desde pequeñitos y nuestro sistema inmune ya está acostumbrado y no los verá como algo extraño, y no reaccionará de forma exagerada.
Jabón si, pero en su justa medida. Y mancharse jugando es lo más sano del mundo.
Vemos en este estudio cómo la exposición a ciertas toxinas ambientales reduce el riesgo de ser un niño atópico.
O este otro en el que tener más hermanos, y por lo tanto estar expuesto a más gérmenes, reduce la probabilidad de tener alergia al polen.
ESTRÉS
Comer deprisa, sin procesar bien los alimentos, y no descansar bien influyen negativamente en todo lo comentado. El estrés crónico se manifiesta con elevación de determinadas hormonas en sangre, como el cortisol; estas hormonas abren las uniones estrechas entre células que aparecen en la fotografía, dejando pasar sustancias indeseables.
RESUMEN IMPORTANTE DE TODO LO EXPLICADO
Si padeces algún tipo de alergia, mira a tu intestino:
– Valora si padeces SIBO o alguna parasitosis, lo cual no es infrecuente. Esto lo puedes comprobar mediante análisis de heces específico, o el test de aliento para descartar SIBO. Si estás en una de estas situaciones, será necesario un tratamiento.
– Lleva una alimentación antiinflamatoria que ayude a reparar el epitelio intestinal, y fomente una buena microbiota, con alimentos prebióticos y quizá algún suplemento.
– Vigila la sintomatología de deficiencia de micronutrientes y vitaminas, sobre todo las comentadas, A y D. Se pueden valorar en analíticas sanguíneas.
– No te pases con el jabón y otros desinfectantes. Destruyen la capa de protección de tu piel y mucosas, y dejan vía libre a la entrada de patógenos.
DISFRUTA DE LA PRIMAVERA!!